España es líder mundial en donación y trasplantes de órganos, y los pacientes sometidos a un trasplante requieren de una atención muy especial una vez reciben el alta hospitalaria. La vuelta a casa es un momento crítico y el apoyo y atención farmacéutica es fundamental. Identificar y prevenir posibles reacciones adversas e interacciones farmacológicas vinculadas al uso de otros medicamentos es uno de los ejemplos de las acciones que ayudan a mejorar la calidad de vida de estas personas. Pero hay más, mucho más…
¿De qué forma interviene el farmacéutico para ayudar a estos pacientes?
Estos pacientes tienen una serie de factores que condicionan tanto su estado de salud físico como psicológico. Son pacientes que, en muchos casos, llevan años sufriendo una patología, viendo cómo poco a poco se van “apagando”, con la incertidumbre además, de esperar un trasplante, que no saben nunca cuándo llegará.
Son generalmente pacientes polimedicados, incluso con patologías concomitantes, por lo que tienen que enfrentarse a una ser de efectos secundarios y complicaciones derivados de la enfermedad.
Además, la importancia que tiene el cumplimiento terapéutico en estos pacientes es, si cabe, mucho mayor que en el resto de enfermos. Ya que nos enfrentamos a fármacos con un estrecho margen terapéutico.
De tal forma que el farmacéutico puede ayudar desde tres pilares fundamentales:
- el seguimiento del cumplimiento terapéutico, la observación de efectos adversos y la prevención de interacciones.
- el consejo y la actuación ante las afecciones menores y complicaciones leves derivadas de su condición, así como la correcta derivación al especialista
- la atención y el apoyo a su estado de salud emocional, ofreciendo la confianza necesaria para poder ayudar a estos pacientes, así como estar alerta ante posibles conductas que nos hagan pensar que necesita apoyo profesional.
¿Qué conocimientos son necesarios que tenga para una buena atención farmacéutica?
Conocimientos que sustenten esos tres pilares:
- farmacológico sobre el tipo de tratamiento, las combinaciones de los mismos, efectos adversos, protocolos, interacciones, etc.
- La patología desde el punto de vista médico pero también su implicación emocional en nuestro paciente y las dudas que pueda generar.
- Las enfermedades, afecciones menores etc. típicas de estos pacientes, tanto las derivadas del tratamiento como las asociadas más frecuentemente a estos perfiles.
¿Por qué es importante y tan especial la labor del farmacéutico para este tipo de pacientes?
Por todo lo que hemos comentado: la dificultad del tratamiento en sí mismo, el estado emocional de nuestros pacientes, y el largo proceso, de por vida, al que se enfrentan y con las complicaciones que aparecerán con el paso del tiempo.
Se trata de un tema complejo, y la información que hay disponible no siempre es fácil de entender. Además, su especialista no dispone de mucho tiempo en consulta para responder a sus dudas o dedicar el tiempo necesario para explicar cada detalle.
¿Estamos hoy día suficientemente preparados para atender a este tipo de pacientes en las farmacias? ¿Qué puntos se deben mejorar y cómo ayuda la formación específica y continuada en pacientes trasplantados?
Todos somos conscientes de la evolución de la farmacoterapia, los cambios que se realizan en los protocolos de tratamiento, así como los nuevos lanzamientos de fármacos novedosos o terapias con anticuerpos, etc. Pero también cambian los protocolos, guías alimentarias y de cuidados diarios por lo que es fundamental “reciclarse” y actualizar nuestra formación en este sentido. En Ágora, hemos desarrollado un curso en colaboración con Sandoz, que precisamente prepara al farmacéutico en todos estos puntos, y en el que ya están las inscripciones abiertas.
Son uno de nuestros pacientes más delicados, y también de los que más necesitan nuestra confianza y consejo cercano, pero de calidad y con rigor científico.
La sospecha y detección precoz de un posible rechazo juegan un papel fundamental. ¿Qué debe aprender el farmacéutico a hacer esto?
La mejor forma de abordar un rechazo es evitarlo. Para ello es fundamental que el farmacéutico sepa cuáles son los factores que pueden contribuir a la aparición del rechazo como son un mal control de las patologías concomitantes, el incumplimiento del tratamiento inmunosupresor o de los tratamientos auxiliares. Partiendo de esto, el farmacéutico puede además aprender a identificar los indicadores de un posible rechazo, así como confirmar que el paciente cumple con sus revisiones médicas periódicas.